Aún conserva la memoria como un óleo fresco, la imagen de Lenín Moreno y su humanidad pigmea en el balcón del Palacio de Carondelet junto a un retrato de Rafael Correa, -uno de esos que después mandó sacar-, diciendo entre bendiciones sacrílegas: “Les pido a todos un aplauso cariñoso para nuestro expresidente Rafael Correa… mucho éxito y hasta la vuelta compañero”.


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Aún conserva la memoria como un óleo fresco, la imagen de Lenín Moreno y su humanidad pigmea en el balcón del Palacio de Carondelet junto a un retrato de Rafael Correa, -uno de esos que después mandó sacar-, diciendo entre bendiciones sacrílegas: “Les pido a todos un aplauso cariñoso para nuestro expresidente Rafael Correa… mucho éxito y hasta la vuelta compañero”.

El melodrama vulgar de una mentira de patas cortas y largas malas intenciones, una falsía que mantuvo mientras envenenaba al pueblo afilando presuroso ¡la puñalada trapera!

Desde entonces cada lunes se repite la obra desde el mismo balcón, cuyo público está conformado por los obligados servidores públicos, los esbirros de sus aliados políticos, los lentejeros y uno que otro mal agradecido alzando banderas de todos los colores. Cuando una bandera no es más que un trapo ¡cualquiera la levanta!

Aunque el discurso cambió abruptamente junto al hombre “afable”, el objetivo es el mismo; cianuro en gotas contra Rafael Correa, Jorge Glas, la Década Ganada y el mismo pueblo. Se entiende, culpar a otros es el único argumento ¡de los que no hacen nada!

Pero el balcón de la infamia también tiene un área VIP, un espacio para los cómplices de cuello blanco y conciencias negras; entre políticos nefastos y traidores de competencia. Pero esta vez llegó el perverso entre los perversos; un condumio de todos en un solo ser, Gustavo Larrea (informante de la CIA y colaborador de la Embajada de Estados Unidos). ¡La cereza de esta vergüenza ajena colectiva! Quien se reunió con Moreno previo a la salida al balcón de la infamia. Sin duda el momento debe ser extremadamente grave para Moreno y sus séquitos, al punto de mostrarse “protegido” ¡y por quien!

Al ver en dicho balcón a Larrea, es inevitable recordar aquel Memorando que circuló en las redes sociales y fue entregado en todas las instituciones públicas; el que indicaba que Gustavo Larrea no tenía nada que ver con el gobierno de Moreno, mientras aquel nefasto individuo entraba y salía de Carondelet como Pedro por su casa. Una vez más y a plena luz del día otra mentira queda al descubierto, y el sentido etimológico de la palabra “descaro” se hace chico, se reinventa, se agudiza, ¡es brutalmente inédito!

Ahora desde el balcón de la infamia, Moreno ha exteriorizado una vez más su verdadero yo, casi pidiendo auxilio ante una Revolución que no ha podido vencer y a un hombre que regresa ¡tan grande como se fue!

“¡Que venga!” ha dicho con su fallido desafío y al borde de la histeria, sólo le faltó arrancarse los pelos. En vano, ¡porque águila no caza mosca! Sus palabras no le hacen mella a Correa, ni su falsa invitación es el motivo de su regreso, ¡sino el pueblo!

“Que venga… que no se esconda en las fronteras”, tratando de “escondite” a la provincia de Esmeraldas, donde se realizará la Convención Nacional de Alianza PAIS, mientras pone por encima de ella a ciudades como Guayaquil, Quito y Cuenca. Tamaño insulto para una provincia aguerrida que demostró su valentía al enfrentarse y levantarse del terremoto del 2016; una provincia que merece absoluto respeto. Pero no podemos esperar menos de quien ha dicho odiar al pueblo que le dio el poder ¡con el que hoy lo aplasta!

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No conforme con eso, en un intento vil de provocar enfrentamientos, conminó a la ciudadanía a recibir a un inventado Correa que dejó a un imaginario país destruido, haciendo referencia a los últimos años de su mandato, -aunque no lo dijo, del que también formó parte-, instigando, cual cobarde, a la violencia contra un hombre que vuelve a su país -dicho por él-, “como cualquier ciudadano”.

Podemos advertir que Moreno, con tan malévolo, mordaz y visceral sentimiento de furia, daría su media vida por ver a la plaza grande convertida en un sangriento coliseo Romano, y él como todo un Herodes, aplaudiendo su obra macabra ¡desde el balcón de la infamia! Lo que afortunadamente no ocurrirá porque para eso necesitaría pueblo y no sólo las encuestas de CEDATOS.

Cuando más fuerte azota el viento a la espiga de trigo, ¡esta se multiplica!

¡El inocente enfrenta, el culpable huye! Correa no fue el que huyó asesinando al Sucre y millones de familias, no fue el que dejó los dientes en un helicóptero, no fue el que se autoexilió evadiendo la justicia para volver impune, ¡equivocado está de hombre!

Rafael Correa regresa, no el que ha pintado el pulso ingrato sino el que conoce el pueblo. El hombre que cambió la historia de la patria, el que nos trajo la justicia social como derecho, el que enalteció a la bandera y nos regresó el orgullo ecuatoriano. El que salió por la puerta grande por habernos devuelto todo ¡incluida la esperanza!

Rafael Correa regresa como cualquier ciudadano Revolucionario, como lo prometió ¡en el momento histórico! No vuelve como presidente; regresa como pocos, como los grandes hombres que sobrevivieron a la traición infame, ¡regresa hecho pueblo!

Marisol Bowen


CiudadColorada.com | Marisol Bowen







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