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Las ventas comerciales en la ciudad colombiana de Cúcuta han caído estrepitosamente desde el cierre terrestre decretado hace casi dos semanas entre Venezuela y Colombia.


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Las ventas comerciales en la ciudad colombiana de Cúcuta han caído estrepitosamente desde el cierre terrestre decretado hace casi dos semanas entre Venezuela y Colombia.

Una situación que ha llevado a algunos analistas a vaticinar un «estallido social».

Colombia ha recibido una nueva partida de ayuda estadounidense para Venezuela y ha anunciado que ya son más de 400 toneladas las acumuladas en su territorio.

Todo este cargamento se almacena en Cúcuta y, precisamente, esta actividad es la que ha empujado a Caracas a cerrar el paso terrestre entre ambas naciones.

Desde Venezuela, las autoridades califican de injerencia este «presunto deseo de ayudar al país», y recuerdan que la iniciativa no incluye contactar con el Gobierno legítimo de Nicolás Maduro, sino que, más bien, se trata de respaldar al autoproclamado «presidente» Juan Guaidó.

Cambio de vida

En un reportaje realizado por TV Cúcuta, se observa cómo las calles de esta ciudad colombiana están más vacías que de costumbre, y ya no se ven las concurridas filas de venezolanos cobrando las remesas que recibían desde el extranjero.

Son muchos los que no han podido regresar a la urbe y, en consecuencia, los comerciantes colombianos han registrado una inevitable caída de sus ventas, entre un 35% a un 40%.

Venezolanos compran alimentos en un supermercado en Cúcuta, Colombia. 10 de julio de 2016. / Carlos Eduardo Ramirez / Reuters

El impacto del cierre de la frontera ha sido «totalmente incierto», cuenta Marisa, una colombiana que trabaja en una zapatería en Cúcuta. «Las ventas han bajado un 100%. Esperamos que se arreglen todas las relaciones que hay con Venezuela», añade.

Otros sectores que en esta ciudad se han visto golpeados ante la ausencia de ciudadanos venezolanos han sido el farmacéutico y el de alimentación.

Esta situación es «muy delicada (…) las ventas han caído un promedio de 80%», dice Jerson, un farmacéutico, mientras explica que lo que más compraban los venezolanos era acetaminofen y antibiótico. Así, los comerciantes ansían recuperar la normalidad que hasta hace muy poco tenían.

«Emergencia crítica»

El analista político Jayme Caycedo alerta que «se está generando una emergencia social entre pueblos hermanos», y advierte que «toda esta situación en Cúcuta se debe a que utilizan [Colombia y EE.UU] la ciudad para fines ajenos a los problemas sociales».

«La utilización de Cúcuta como una plataforma para otros fines en relación con Venezuela está creando una grave situación económica de abastecimiento», opina Caycedo.

El experto recuerda que «Cúcuta y [la venezolona] San Antonio del Táchira son dos ciudades que están prácticamente pegadas una a la otra», por lo que «se ha convertido en una verdadera tragedia» para las relaciones familiares y los niños de ambas urbes que «a diario pasan a estudiar en uno de los dos países».

«Estamos ante un emergencia crítica desde el punto de vista de un trauma social y la gravedad de esta situación, denunciada por el propio alcalde y por las autoridades de este departamento ante el Gobierno nacional, pueden estar indicando que nos acercamos a un estallido social en Cúcuta. Tenemos los síntomas», concluye el analista.

 


Con información de RT







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