Cuando escuchamos o leemos la frase “el animal más peligroso del mundo” probablemente los tiburones o serpientes están entre los primeros en venir a la cabeza. Sin embargo, ese título lo ostenta otro animal, uno de menor tamaño aunque más letal: el mosquito.


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Cuando escuchamos o leemos la frase “el animal más peligroso del mundo” probablemente los tiburones o serpientes están entre los primeros en venir a la cabeza. Sin embargo, ese título lo ostenta otro animal, uno de menor tamaño aunque más letal: el mosquito.

Ese diminuto insecto que habita en casi todas las regiones del mundo, menos en la Antártida es responsable de la muerte de más de 725.000 personas cada año. Y existen 2.500 especies de ellos.

Frente a las 50.000 muertes provocadas por las serpientes o las 10 personas que matan los tiburones por año, el poder mortífero de los mosquitos radica en su capacidad de transmitir enfermedades.

Una de esos males es el paludismo causado por la picadura del mosquito hembra Anopheles que mata cada año a 400.000 personas e incapacita por varios días a más de 200 millones, según se explica en el portal Xataka.

También conocida como malaria, la intensidad de la transmisión depende de factores relacionados con el parásito: el vector, el huésped humano y el medio ambiente, publica La Organización de la Salud (OMS).

Asimismo, está el dengue cuyo principal portador es el mosquito Aedes aegypti. La OMS advierte en su sitio web que estos insectos se reproducen en espacios interiores y pueden picar en cualquier momento del día.

El contagio se da en una especie de cadena: “los humanos se infectan por picaduras de mosquitos hembras infectadas, que a su vez se infectan principalmente al succionar la sangre de personas infectadas”.

El virus del Zika transmitido por mosquitos del género Aedes registró su primer gran brote en 2007 en la Isla de Yep.

En 2016, conmocionó a varios países de América Latina como Colombia y Brasil, que declaró el fin de la emergencia nacional para el zika y la microcefalia asociada a ese virus en mayo pasado.

Se transmite con la picadura de mosquitos Aedes; también es posible contagiarse a través de la relaciones sexuales.

Y es que los mosquitos se adaptan con facilidad a todo. Ese es uno de los motivos por los que son tan difíciles de erradicar, tal como lo explica Krijn Paaijmans, entomólogo del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), citado por Xataka, cuyo equipo de trabajo actualmente se encuentra “desarrollando barreras electromagnéticas que repelen a los mosquitos”.

Sin embargo, hasta estos mortales ‘bichitos’ hacen su buena acción del día, pues los huevos y larvas que dejan en su paso por la vida constituyen una fuente de alimentación para ciertos tipos de peces; además, polinizan diversas especies de flores y sí, transportan bacterias y virus… Acciones importantes para mantener la cadena trófica en el planeta.








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