Pronto empezaremos a pagar más por la internet, tal como ya hacemos por el uso de las carreteras. ¿Y a quién afectará más esta acción? A los que viven de un presupuesto ajustado cuyos ingresos no crecen, pero sí sus gastos; en efecto, cada vez es mayor la tajada que le extraen a los que viven de un bajo salario fijo.


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Pronto empezaremos a pagar más por la internet, tal como ya hacemos por el uso de las carreteras. ¿Y a quién afectará más esta acción? A los que viven de un presupuesto ajustado cuyos ingresos no crecen, pero sí sus gastos; en efecto, cada vez es mayor la tajada que le extraen a los que viven de un bajo salario fijo.

En la Florida parece que el negocio del siglo es dividir todas las carreteras y cobrar por el uso de la vía rápida. Por supuesto, las vías lentas se congestionarán y retrasarán la llegada del usuario. Los que no puedan madrugar, deberán pagar el precio.

Lo grave de esta genial idea es que puede expandirse con otras brillantes aplicaciones, por ejemplo: todo el que pase por debajo de un puente, debe pagar. O esta: el acceso a las playas de fina arena debe cobrarse. Las de libre entrada son las rocosas.

Cuando en 1989 Tim Bernes-Lee inventó el sistema de hipertexto por la red (WWW), nunca patentó derechos o registró alguna marca porque consideraba que la internet debería ser de dominio público. O sea, como una guía telefónica donde el libro es el computador.

Sucede que recientemente la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) votó para eliminar la neutralidad en la internet. Esto no es algo republicano o demócrata ya que las encuestas indican que más de un 73% de la población rechaza esta medida, que por cierto, debe ser apelada en las cortes. Esto tiene una amplia repercusión en muchos aspectos.

Los cuatro proveedores de Internet que existen en EEUU ahora podrán cobrar más a los usuarios que requieran mayor velocidad y calidad. También podrán negar el servicio, bloquear contenidos o favorecer a determinadas empresas en perjuicio de otras. Ajit Pai, quien es el chairman de la FCC, curiosamente fue previamente director de Verizon, una de las cuatro propietarias de las cañerías por donde circula el tráfico a tu telefóno, computadora o TV. Las otras tres son AT&T, Comcast y Charter (Time Warner Cable).

Evidentemente, todos querrán estar actualizados y obtener la mayor rapidez en su acceso a internet. Los proveedores cobrarán más a plataformas como Facebook y Google. Estos a su vez trasladarán esos costos a los usuarios. Sitios como Netflix y Hulu también aumentarán sus precios.

La Comisión Europea (CE) dijo que la Unión Europea seguirá protegiendo la neutralidad de la red para que “cada europeo deba poder tener acceso a un internet abierto” (EFE). Sin embargo, en Portugal se están vendiendo por separado paquetes de acceso, por ejemplo: un paquete “social” incluye Twitter, Facebook y Linkedin. Un paquete “video” te ofrece Netflix, YouTube o HBO. El de “mensajería”destaca a Whatsupp y Skype. Es muy posible que a nosotros en EEUU nos espere algo similar.

Desde el punto de vista empresarial pudieran acontecer situaciones como las siguientes: 1.- AT&T daría prioridad a su filial Direct TV. 2.- Verizon impulsaría a sus negocios AOL y Yahoo (en proceso) Vs su competencia, Google. 3.- Comcast preferiría los videos de su subsidiaria NBC antes que CBS o ABC.

Ya desde marzo de este año, tanto el Senado como la Cámara de Representantes habían previamente derogado la ley que prohibía vender los datos de navegación de los usuarios de Internet. Es decir, los hábitos del consumidor, sus gustos o preferencias, desde entonces pueden ser vendidos sin el consentimiento del usuario. Desde luego, el usuario puede contactar al proveedor para limitar esta facultad. No obstante, pocos los hacen porque ni siquiera saben que están haciendo negocios con ellos, a sus espaldas.

Recientemente acudimos a una gran tienda a las 7.00 pm, donde usualmente hay 10 cajeros y cientos de clientes. En horario navideño, sorprendentemente había solo dos cajeros y tres clientes. Probablemente el grueso de las ventas se realizan online. Entonces surge el dicho “lo que es igual, no es trampa”.

Grupos como la National Retail Federation abogan por que se cobren impuestos federales a la venta de artículos online, para que así la competencia sea más justa. Se dice que cada empleado online sustituye a cinco regulares. Consecuentemente, se plantea la sugerencia de una legislación especial para cobrar más impuestos a las ventas online que a las ventas retail. Con eso se estimularía la empleomanía física y no virtual; al fin y al cabo el empleo es un factor vital para una economía saludable.

Para finalizar, debemos destacar que vivimos en una economía de libre mercado y el empuje y sagacidad individual son los motores que impulsan nuestra democracia, solo que debemos aligerar la olla de presión haciendo que los salarios también crezcan, así como crecen los gastos.

 


Redacción CiudadColorada.com | El Nuevo Heraldo







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