Dos grandes «lóbulos de flujo magnético negativo» situados «entre el núcleo y el manto de la Tierra», exactamente bajo Canadá y Siberia, están detrás de la migración del polo norte magnético, fenómeno que ha venido siendo observado durante las últimas décadas.


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Dos grandes «lóbulos de flujo magnético negativo» situados «entre el núcleo y el manto de la Tierra», exactamente bajo Canadá y Siberia, están detrás de la migración del polo norte magnético, fenómeno que ha venido siendo observado durante las últimas décadas.

Así lo explicó el profesor Philip Livermore, de la Universidad de Leeds (Reino Unido), en un simposio internacional que realiza la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) desde el pasado día 13 hasta el 17 del presente mes de mayo.

A su juicio, las diversas teorías propuestas hasta el momento «para explicar este comportamiento» no son capaces de hacerlo, «dado que se basan en cambios a pequeña escala en el campo magnético», recoge el sitio web de la ESA. Por el contrario, dijo, años de observación satelital permiten «ver que la posición del polo magnético norte está determinada en gran medida por un equilibrio, o un tira y afloja» entre aquellos grandes lóbulos.

Livermore destacó la importancia que, para pronosticar el futuro cambio, tiene el trío de satélites Swarm de la ESA, una misión lanzada en el año 2013 desde un cosmódromo ruso para estudiar específicamente el campo magnético. No obstante, gran parte de la información referida por el propio británico se remonta a fechas muy anteriores.

Su investigación demostró que los cambios ocurridos en el patrón de flujo del núcleo entre 1970 y 1999 ensancharon el lóbulo canadiense y debilitaron significativamente su impronta en la superficie de la Tierra, haciendo que se acelere el desplazamiento del polo hacia Siberia. Los modelos simples que toman en cuenta este proceso y describen el cambio geomagnético predicen que durante la próxima década el polo magnético norte continuará su trayecto actual y se desplazará otros 390 a 660 km hacia Siberia.

Un grupo de científicos estadounidenses calculó, a principios de este año, la rapidez de esta ‘mudanza’ polar hacia el norte-noroeste. Según sus estimaciones, se trata de una velocidad de 55 kilómetros al año, algo que obliga a actualizar los sistemas de coordenadas fuera de ciclo para asegurar una navegación segura de las aerolíneas comerciales, la eficacia de operativos de búsqueda y rescate y aun las operaciones militares. 

Ahora, hace solo unas semanas, la revista Nature Geology publicó un estudio franco-danés que pretendía resolver el misterio reduciendo el fenómeno a unos ‘tirones’ que daba el campo magnético de la Tierra. Los científicos llamaron así a la aceleración repentina e inesperada de su circulación a intervalos aleatorios. Para llegar a sus conclusiones, los autores se valieron de supercomputadoras para crear un modelo que reproducía las condiciones que se cree que hay en el núcleo del planeta.

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Con información de RT







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