Una ligera nube de humo se esparcía a un costado del rostro de una mujer que transitaba por la avenida 9 de Octubre. Ella aspiraba el humo del cigarrillo antes de cruzar la calle. En segundos cambió la señal del semáforo y siguió su camino entre los peatones.


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Una ligera nube de humo se esparcía a un costado del rostro de una mujer que transitaba por la avenida 9 de Octubre. Ella aspiraba el humo del cigarrillo antes de cruzar la calle. En segundos cambió la señal del semáforo y siguió su camino entre los peatones.

A un costado, en la plaza Rocafuerte, varios ciudadanos descansaban y otros compartían charlas. En una de los puestos, algunos se tomaban la nariz en su intento por evitar el olor penetrante del tabaco que otras dos personas expulsaban.

Son escenas diarias que se repiten en espacios abiertos de Guayaquil. Ese ambiente se contrapone con lo que se observaba en sitios cerrados donde se mantienen iniciativas ligadas a la prohibición de fumar.

Esa es una de las acciones enmarcadas en el Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el Control del Tabaco, al que Ecuador se adhirió en el 2004. Pese a estas iniciativas, hoy en el Día Mundial sin Tabaco, un 80% de los pacientes de cáncer de pulmón está ligado al consumo de cigarrillo, refiere Fernando Cano, jefe del servicio neumológico del hospital de Solca Guayaquil.

El tabaco, dependiendo el tiempo y cantidad de consumo, puede provocar otros males como enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), fibrosis pulmonar, bronquitis, etc.

Erwin Calva, administrador de un restaurante, considera avances, ya que ahora se respetan las advertencias sobre letreros de la prohibición.

Estos sitios denominados libres de humo se replican en colegios, instituciones, empresas y hasta en aviones, donde antes había zonas de fumadores. Quienes fuman suelen salir a la calle, dice Calva.

Sin embargo, las cifras siguen altas. La OMS cuenta que cada año 8 millones de personas mueren por tabaco, de las cuales 1,2 millones corresponden a no fumadores expuestos al humo de tabaco ajeno. En Solca Guayaquil se detectan entre 50 casos nuevos, la mayoría de más de 60 años.

Pese a ello, los consumidores de tabaco se adentran en ese mundo desde la adolescencia por el efecto esnob, al desear buscar aceptación en un grupo, dice Francisco Plaza, coordinador de la Fundación Contra el Ruido, Airecontaminantes y Tabaquismo (Funcorat).

“Son personalidades en formación y son una población sensible a donde tiene que ir con el mensaje para proteger”, señala el coordinador de la fundación, que hoy presentará un panel foro y plantón sobre los efectos negativos del tabaco, en Guayaquil.

Para el especialista aún se cumple a medias la prohibición de vender tabaco a menores y está pendiente convertir en sitios libres de humo a los espacios de alta concurrencia.

A más de la prevención, considera que se deben aumentar los programas para desalentar el consumo. Si fuma una cajetilla al día puede gastar al menos $ 120 al mes.

 


Con información de El Universo







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