Engañar a los sensores de los móviles es más fácil de lo que parece. Un estudio realizado por la Universidad de Michigan ha demostrado que con ciertas ondas de sonido es posible engañar a los sensores de movimiento de los dispositivos móviles para que registren datos inexistentes, algo que se consigue reproduciendo un tono en […]


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Engañar a los sensores de los móviles es más fácil de lo que parece.

Un estudio realizado por la Universidad de Michigan ha demostrado que con ciertas ondas de sonido es posible engañar a los sensores de movimiento de los dispositivos móviles para que registren datos inexistentes, algo que se consigue reproduciendo un tono en la frecuencia de resonancia de las estructuras existentes dentro de los chips del acelerómetro.

Para conocer la frecuencia de resonancia de un recinto solo hay que conocer sus dimensiones, ya que de ellas depende la longitud de onda de la frecuencia que debe ser emitida.

Una vez tenemos los datos, podemos emitir el sonido y esperar el efecto: de la misma forma que la frecuencia de resonancia de un vidrio puede romperlo, la del chip del sensor puede confundirlo.

En las pruebas han conducido un coche de juguete controlado por una app usando ondas de sonido, pero también han hecho otras cosas más complejas, como deletrar palabras en un gráfico usando otra secuencia de sonidos, o engañar a un rastreador de Fitbit para que registre pasos que nunca fueron realizados.

En la práctica este sistema podría usarse para controlar drones de otras personas, así como para causar accidentes y, posiblemente, algún ataque terrorista.

La solución es sencilla, hay soluciones de software relativamente baratas que pueden implantarse para evitar el “hackeo”. Los investigadores ya han entrado en contacto con varias empresas, incluyendo Fitbit y Samsung, para que puedan aplicar el parche, por lo que el riesgo a medio plazo, ahora que se conoce el problema, desaparecerá completamente.

 

Fuente: HatsNews








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