Toda la inconcebible persecución contra Rafael Correa se ha incrementado por el peligro inminente que representa, junto al nuevo movimiento político que busca recuperar la patria.


0 2.536

¡NO SE METAN CON CORREA!

Toda la inconcebible persecución contra Rafael Correa se ha incrementado por el peligro inminente que representa, junto al nuevo movimiento político que busca recuperar la patria. Razones de sobra para disparar por todos los flancos con el vil objetivo de evitar una Asamblea Constituyente que, con la más feroz justicia popular, se avecina para liberarnos del error cometido en democracia.

Entre la consigna maquiavélica de la venganza y la destrucción de lo inalcanzable, desde el gobierno de Moreno se pisan cabezas sin reparo, se miente, se inmiscuye, se enloda, se mancha, se sentencia, se juzga sin pruebas, se inventa, se acusa, ¡se abusa de la indecencia!.

El entramado de la injusticia sin parangones en la historia de la patria, ejecutado inmisericorde y descarado por el actual régimen, ha pretendido vincular al Expresidente Rafael Correa en cuanto delito han concebido sus mamotréticas cabezas.

Desde actos de corrupción que han quedado sin piso, hasta la descabellada acusación sin pruebas del “secuestro” sin secuestro de Fernando Balda. Un individuo que jamás fue secuestrado. Sin embargo, con un manotazo insolente como absurdo, la Fiscalía pretende vincular penalmente a este caso al Expresidente Rafael Correa, mancillando la lógica del cometimiento como principio jurídico, hasta la barbarie de pretender castigar un delito no nacido.

Persecución por donde lo miren, sin embargo ¡aún les cuesta llamar a las cosas por su nombre!.

Para analizar mejor el abominable escenario en el que se fragua la infame patraña, es necesario entender que Fernando Balda, ex asambleísta alterno de Sociedad Patriótica, con un prontuario vergonzoso cargado de múltiples acusaciones, denuncias y juicios, -que hablan de quien realmente es-, hizo acusaciones que no pudo probar contra el gobierno de Rafael Correa, por lo que fue procesado y sentenciado por el delito de atentado contra la seguridad interna del estado, de acuerdo al artículo 148 del Código Penal.

En la fecha del supuesto secuestro, agosto de 2012, Balda se encontraba en Colombia, indocumentado y en calidad de prófugo de la justicia, es aquí donde “supuestamente” intentan secuestrarlo, -porque finalmente jamás lo secuestraron-, no obstante dos meses después, en octubre del mismo año, Balda es deportado por el gobierno de Colombia y entregado las autoridades ecuatorianas para que cumpla su sentencia.

Bajo el poder de la lógica, no resiste el más mínimo análisis entender a quien le convenía el drama de un secuestro, de ser el caso y en cualquiera de los casos, Balda tenía razones de sobra para buscar victimizarse y pasar de ser un prófugo de la justicia, -que era lo que realmente era-, a ser un perseguido político al que querían secuestrar pero no secuestraron.

Finalmente en el caso, de ser el caso, estarían involucrados personajes como Raúl Patiño, entonces Secretario de Inteligencia, Homero Arellano, entonces Ministro Coordinador de Seguridad y José Serrano, Ministro del Interior. Dos de ellos actuales colaboradores del gobierno de Moreno y el último, bastón de varias de sus infamias.

Sin embargo, la acusación es directa para el Expresidente Rafael Correa, a quien pretenden judicializar por un tema totalmente desapegado a sus entonces funciones como primer mandatario.

Es necesario acotar que si Balda consigue el objetivo contra Correa, el siguiente paso es un juicio al estado ecuatoriano con el que no solamente destruye a un líder revolucionario, con la infamia del contubernio, sino que sale millonario con la indemnización. Dos pájaros de un tiro que bien podría llamarse «acuerdo».

Marisol-BowenEs así que Balda presenta una denuncia sin pies ni cabeza contra Rafael Correa -por el supuesto secuestro que no fue- la Fiscalía pide que Correa sea involucrado en el proceso penal, la jueza de Garantías Penales, Daniela Camacho, pide a la Asamblea Nacional la autorización para el “enjuiciamiento penal” del exmandatario y la Asamblea emitió un comunicado señalando que Rafael Correa ya no ejerce funciones como presidente desde mayo del 2017 y “no aplica” autorizar o no el enjuiciamiento penal, quedando a la espera del pedido de la Corte Nacional de Justicia. Mecanismos «legales» con lo que pretenden llevar a Correa al terreno de un crimen de estado.

Pero si de crímenes de estado hablamos, Jorge Glas, un Vicepresidente preso sin pruebas en nombre de la más inmunda y visceral política oportunista, los soldados caídos en una guerra ajena por la negligencia de un gobernante incapaz, los tres ciudadanos secuestrados y asesinados en esa misma guerra, mientras el sufrimiento de sus familiares y la zozobra ciudadana les servía de marketing político con la complicidad de los medios de comunicación y la historia oculta de los esposos Oscar y Katty, secuestrados y silenciados más que por sus captores, por los medios alcahuetes del actual régimen por no servir de publicidad, de cuyas vidas se desconoce absolutamente todo.
Asesinados, secuestrados y desaparecidos, al mismo estilo criminal del Febrescorderismo, eso señores, ¡esos son verdaderos crímenes de estado!

En medio de lo que sí puede ser catalogado como crímenes de estado e imputados incluso como tal, existen otros crímenes cometidos por un presidente que le ha entregado la patria a pedazos a los poderes fácticos, a los políticos corruptos, a los cadáveres insepultos de las páginas negras de la historia.

Un presidente que ha faltado a su plan de gobierno haciendo uso -en su lugar- de la más burda demagogia, que buscó, con una consulta popular inconstitucional, la más vil forma de conseguir destruir el Consejo de Participación Ciudadana, imponiéndonos a dedo un político nefasto, casi jurásico y desaforado.

Un presidente que permitió la aberrante destrucción del Consejo de la Judicatura, persiguiendo a su Presidente, Gustavo Jalkh, y poniendo en gravísimo riesgo a la justicia; un presidente que tiene ilegalmente en funciones al Contralor General del Estado, el aberrante símil de sus acciones; un presidente que nos ha graduado en la vergüenza ajena, que por meter sus narices en los asuntos internos de un país hermano como Venezuela es llamado «ignorante» por dicho soberano Gobierno. Un presidente con un ministro de Economía que cede a las pretensiones de un gobierno falaz que apunta a convertirse en el próximo tristemente célebre «súper Ministro» Guillermo Lasso, llevando al país a iguales peligrosas consecuencias. Eso que rompe el estado de derecho y vulnera a la patria misma. Eso, -aunque no la tenga-, ¡son crímenes de conciencia!

Estamos ante el abominable “Lawfare” en su lado más oscuro, un antecedente vergonzoso y sin precedentes, con objetivos claros de persecución y conspiración con los que han buscado acorralar sin éxito a Rafael Correa, apuntando esta vez sus misiles a un proceso penal que busca involucrarlo sin pruebas en un delito gravísimo con el que conseguirían una orden de captura internacional para extraditarlo a Ecuador y apresarlo. Sí, tal cual hicieron con el Vicepresidente Jorge Glas.

Estamos ante una dictadura disfrazada. La imputación contra Rafael Correa es un claro objetivo político que amenaza violar a la justicia una vez más sin nadie que la defienda, con el riesgo irresponsable de desatar la ira popular porque el pueblo jamás se hace a un lado ¡para que el diablo pague los favores a su servidumbre!

La memoria es el triunfo de los hombres libres, ¡el olvido es la derrota de los esclavos!

Ni perdón ni olvido señores, ¡rebeldes mil veces a ser esclavos!

Han desmembrado el país y han venido por el hombre que dejó la piel en la batalla, el que nos devolvió la justicia social, ¡el hombre que cambió la historia!

Esto ya no es cuestión de tiempo, el tiempo es un crimen cuando la patria agoniza; esto es cuestión de pueblo, esto es cuestión de valor, ¡esto ya es cuestión de patria!

¡No se metan con Correa!

Marisol Bowen (O)

 

 


Opinión | Marisol Bowen







También podría gustarte