Enviando un mensaje de voz por su celular, una mujer coordinaba con taxistas informales sus tiempos de llegada hacia un garaje en las calles Pedro Carbo y Colón, en el centro de Guayaquil, el pasado martes.


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Enviando un mensaje de voz por su celular, una mujer coordinaba con taxistas informales sus tiempos de llegada hacia un garaje en las calles Pedro Carbo y Colón, en el centro de Guayaquil, el pasado martes.

Allí recogen pasajeros que se dirigen hacia sectores del sur como Guasmo central, Pradera, Floresta en sus diversas etapas. Lo hacen por el precio de $ 1.

Los carros esperan hasta que se completen cuatro personas para iniciar la carrera. Uno de los puntos de llegada son los exteriores del Registro Civil, en la av. 25 de Julio.

Desde hace algunos meses, varios garajes céntricos, como el citado, son utilizados como espacios donde los taxistas informales hacen base para esperar a los pasajeros.

En el Pedro Carbo y Colón, diariamente se registra una alta afluencia de pasajeros, sobre todo desde las 18:00. En ocasiones se forman filas de al menos 20 personas que esperan carros que avancen hacia el sur.

Carlos C. es uno de los taxistas que laboran allí. Indica que ese sitio (garaje) es estratégico porque, al no poder utilizar la calle para esperar a los pasajeros, optan por ingresar y allí recoger a las personas.

“Esta zona es una de las más comerciales, está la Bahía, la gente que sale de sus trabajos, de los bancos, de sus negocios, los estudiantes, por eso se arman las filas ahí afuera para coger carro”, comenta.

Dice que por el uso del espacio en el garaje, los transportistas pagan un rubro semanal.

Julio Ricaurte es uno de los asiduos clientes de este servicio. Él estudia en la Universidad de las Artes y vive en la ciudadela la Pradera. Comenta que por comodidad utiliza este servicio de transporte.

“De una u otra forma voy más seguro, llego más rápido hasta el sur”, sostiene.

Pero este servicio también genera quejas por parte de conductores como Mario Tixe. Él labora en un restaurante cercano al sitio, entregando comida a domicilio.

Expresa que en esa calle se forman atolladeros debido a la entrada y salida de vehículos. “La calle es pequeña, es angosta, y ahí se detienen a dejar pasajeros, a esperar pasajeros. Cuando entran y salen (del garaje) también es un problema”, manifiesta.

Otros conductores afirman que, por la premura de recoger pasajeros, los taxistas realizan maniobras bruscas y peligrosas, que ponen en riesgo la integridad de quienes transitan por Pedro Carbo.

La Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) clausuró en días pasados un local en la avenida Quito y Quisquís, en el centro, que servía como base de otro grupo de informales.

La entidad señaló que continuará realizando operativos contra taxis informales, pero la presencia de estos sigue.

 


Con información de El Universo







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