El premio Nobel de la Paz 1980, el argentino Adolfo Pérez Esquivel, denunció el viernes haber sufrido junto con su familia un asalto violento en su casa, sin descartar que el hecho pudiera tener un móvil político.


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El premio Nobel de la Paz 1980, el argentino Adolfo Pérez Esquivel, denunció el viernes haber sufrido junto con su familia un asalto violento en su casa, sin descartar que el hecho pudiera tener un móvil político.

«Lo que más me preocupó es que se hayan llevado mis condecoraciones», dijo el activista por la defensa de los derechos humanos en Argentina.

Mientras su familia era maniatada y él entregaba dinero, los asaltantes examinaban los objetos que tenían su nombre, relató.

«Revisaron los pasaportes, que no se llevaron y dejaron tirados en el piso. Voy a tener que pensar si en el hecho no hay otras connotaciones», declaró a radio Rivadavia.

Pérez Esquivel, de 85 años, es también presidente honorario de la Liga Internacional por los Derechos y la Liberación de los Pueblos y de la Academia Internacional de Ciencias Ambientales, entre otras distinciones de nivel local e internacional.

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«Uno ve que estamos en un estado de indefensión. Está lo de Maldonado, está lo de las Malvinas, hay muchas cosas, estamos en una tensión muy fuerte en el país, y nosotros lógicamente estamos participando», razonó el Nobel, quien ya ha manifestado su preocupación porque se esclarezca el caso de Santiago Maldonado, un activista desaparecido hace 45 días en medio de una represión policial en una comunidad indígena de la Patagonia.

También apoya la identificación de soldados argentinos caídos en la guerra de Malvinas en 1982 y enterrados en las islas, operación criticada por excombatientes que se oponen a acuerdos con el Reino Unido.

Pérez Esquivel contó que los intrusos «fueron educados y estaban bien vestidos». «Decían tener armas pero no las exhibieron. Usaban el cabello muy recortado, al estilo militar. Tenían guantes y no querían que los miremos. Estaban bien organizados», agregó.

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Durante el asalto a su vivienda en San Isidro (periferia norte), su esposa y su nieto fueron amarrados a sillas y amordazados. Él fue obligado por los asaltantes a acompañarlos a cada rincón.

«Se llevaron las condecoraciones que recibí de distintos países, cosas que me obsequiaron de Japón, de Bolivia, de Estados Unidos, de otros países de América Latina, de Europa», reveló al canal C5N.

Pérez Esquivel fue laureado con el Nobel por su labor en favor de la justicia y el castigo a los responsables de crímenes de lesa humanidad en la dictadura (1976-83).

Reveló que ninguno de los asaltantes le hizo una referencia personal, pero cree que ellos «sabían perfectamente dónde habían entrado».

Fuente: Telegrafo








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