El estudio expone que las personas que sufren de jet lag podrían tratar de comer en intervalos de tiempo específicos para ayudar a restablecer sus relojes internos.


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El estudio expone que las personas que sufren de jet lag podrían tratar de comer en intervalos de tiempo específicos para ayudar a restablecer sus relojes internos.

Ya sabemos que el cuerpo humano trabaja todo el día nuestras funciones biológicas siguen ciclos de 24 horas, o ritmos circadianos, que son cambios fisiológicos y mentales impulsados por nuestros relojes biológicos internos.

Ahora, una investigación llevada a cabo por expertos de la Facultad de Salud y Ciencias Médicas de la Universidad de Surrey (Reino Unido), explica cómo podemos restablecer uno de estos relojes corporales con los horarios de comida.

Recordemos que los ritmos circadianos son controlados, a su vez, por los llamados relojes maestros de nuestros cerebros.

Este reloj maestro, no es sino un grupo de neuronas que se comunican entre sí y que se encuentran en un área del cerebro conocida como el núcleo supraquiasmático (abreviado NSQ), dentro del hipotálamo.

El SCN tiene aproximadamente 20.000 neuronas o células nerviosas y el área cerebral en el que se encuentra (el hipotálamo) controla la temperatura corporal, el hambre y la sed.

Nuestro cerebro posee el reloj maestro que controla los ritmos circadianos La investigación ha examinado el efecto de un retraso de 5 horas en los tiempos de comida en el reloj maestro del cuerpo, así como en sus varios ritmos circadianos periféricos.

¿Por qué elegir la comida?

Aunque sabemos que los ritmos circadianos, el metabolismo humano, los patrones de alimentación y la nutrición están interconectados, el vínculo entre las comidas y el ritmo circadiano no ha sido suficientemente investigado.

Por ello, reunieron a 10 jóvenes sanos para un experimento que duró 13 días. Se sirvió a los participantes tres comidas al día, separadas por intervalos de 5 horas, que se producían o muy temprano o mucho más tarde de haberse despertado.

Los primeros intervalos de comida comenzaron media hora después de despertarse, mientras que los tardíos comenzaron 5,5 horas después de ese momento.

Todas las comidas tenían el mismo contenido nutricional y el mismo número de calorías. Los científicos midieron los ritmos circadianos de los participantes en una «rutina constante» de 37 horas, que es un protocolo de investigación especial que permite específicamente a los científicos medir el ritmo circadiano de una persona.

Por lo general, implica reposo continuo en cama bajo iluminación persistente. En este caso, la rutina incluía iluminación débil, bocadillos pequeños igualmente espaciados, actividad física reducida y no dormir.

¿Qué ocurrió?

En general, el retraso en el tiempo de las comidas no influyó en el apetito o somnolencia de los participantes.

El reloj maestro del cerebro tampoco se vio afectado, ya que sus biomarcadores -por ejemplo, melatonina y cortisol, y la expresión génica- permanecieron sin cambios.

Sin embargo, lo que sí cambió significativamente fueron los niveles de azúcar en sangre de los participantes. Los tiempos tardíos de las comidas retrasaron los ritmos de azúcar en sangre en un promedio de 5 horas.

«Un retraso de 5 horas en los tiempos de las comidas causa una demora de 5 horas en nuestros ritmos internos de azúcar en sangre.

Creemos que esto se debe a cambios en los relojes en nuestros tejidos metabólicos, pero no en el reloj maestro en el cerebro.

Esperábamos ver algunos retrasos en los ritmos después de las comidas tardías, pero el tamaño del cambio en los ritmos de azúcar en la sangre fue sorprendente.

También fue sorprendente que otros ritmos metabólicos, incluyendo la insulina en sangre y los triglicéridos, no cambiaron «, explica Jonathan Johnston, coautor del trabajo.

Además, descubrieron que el ritmo de la expresión de un gen llamado PER2 también se retrasó 1 hora. «Por lo tanto, las comidas cronometradas desempeñan un papel en la sincronización de los ritmos circadianos periféricos en los seres humanos y pueden tener especial relevancia para los pacientes con trastornos del ritmo circadiano, trabajadores por turnos y viajeros transmeridianos», concluyen los autores.

Así, las personas que sufren habitualmente jet lag podrían tratar de comer en intervalos de tiempo específicos para ayudar a restablecer sus relojes internos.

Redaccion Ciudadcolorada.com
Fuente: Muy Interesante

 








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