Lady Diana de Gales se la sigue recordando con cariño, después de 20 años de su muerte del pasado domingo 31 de agosto de 1997 era un día como otro cualquiera de un fin de semana de verano en la redacción del país.


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Lady Diana de Gales se la sigue recordando con cariño, después de 20 años de su muerte del pasado domingo 31 de agosto de 1997 era un día como otro cualquiera de un fin de semana de verano en la redacción del país.

La principal noticia internacional eran las incesantes matanzas islamistas en Argelia, que habían puesto en jaque al Gobierno de ese país.

De España, lo más destacado era que José María Aznar, que llevaba gobernando un año, tenía intención de reinstaurar el servicio militar obligatorio si el Ejército no lograba suficientes soldados voluntarios.

Y el suplemento Domingo recogía un amplio reportaje elaborado desde Melilla sobre la vida de los menores marroquíes que eran obligados a mendigar por redes de trata de blancas.

Pasada la una de la madrugada, cuando el diario ya se estaba imprimiendo, llegaron a la redacción de EL PAÍS los primeros teletipos: Diana de Gales y su pareja, Dodi al Fayed, habían sufrido un aparatoso accidente a las 00.23 de la madrugada del 31 en el túnel Place de l’Alma de París, en la margen derecha del Sena.

De los cuatro ocupantes del coche sólo sobreviviría el guardaespaldas Trevor Rees-Jones, que viajaba de copiloto en la parte delantera del Mercedes S280.

Este se estrelló a unos 105 kilómetros por hora contra el decimotercer pilar del túnel, perseguido momentos antes por un enjambre de paparazzi a los que su hijo Guillermo llamó posteriormente “jauría de perros”.

La autopsia reveló semanas después que el conductor, Henri Paul, tenía elevados índices de alcohol en sangre.

Trasladada al hospital, Diana falleció a las 04.05 de la madrugada.

El periódico se había cerrado a medianoche y ya estaban distribuyéndose en camiones las copias que se vendían fuera de Madrid.

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Aunque entre semana EL PAÍS vendía de media unos 413.000 ejemplares, en los domingos esa cifra era de más del doble: 1.005.272 ejemplares, según la OJD.

Entonces no había más de 200.000 ordenadores conectados a la Red en España.

EL PAÍS había lanzado una versión electrónica el 4 de mayo de 1996, de acceso libre, pero que no se actualizaba al minuto.

La única forma de saber sobre la muerte de Diana de Gales era a través de la radio, la televisión o un periódico.

Al día siguiente, una buena parte de España se enteró de la muerte de Diana de Gales por la portada de EL PAÍS, que se agotó en numerosos quioscos.

La noticia provocó una gran conmoción en una época de auge de las revistas del corazón.

Las cadenas de noticias habían comenzado a emitir en ciclos continuos y de hecho Radio-televisión Española lanzó días después de la muerte de Diana 24 Horas, su propia emisora en ese mismo formato.

El primer día, el mismo domingo 31 de agosto, el diario le dedicó a la noticia la portada completa, con un titular a cinco columnas: «Diana de Gales y su novio mueren en un accidente de tráfico en París».

Dentro, ocupaba las tres primeras páginas de la sección de Internacional. Al día siguiente se publicaron 13 páginas, algo que en aquella época marcó un récord: era hasta la fecha el mayor espacio dedicado a un solo personaje en los 21 años de historia de EL PAÍS.

Hoy, EL PAÍS publica, 20 años después, el relato de los últimos minutos de la vida de Diana por Sami Naïr, colaborador del ministro del Interior, Jean-Pierre Chevènement.

Aquella noche de verano era el más alto responsable del Ministerio del Interior francés.

El 31 de agosto de 1997 estaba de guardia cuando recibió una llamada: se había producido un accidente y parecía que entre las víctimas había una personalidad.








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