El encargado de liderar este proyecto es Fernando Haddad, una vez se confirmó la imposibilidad de concurrir a las elecciones presidenciales de Brasil a Lula, acompañado por Manuela D’Ávila, candidata a la vicepresidencia.


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La campaña electoral en Brasil ha estado contagiada de un clima enrarecido debido al conflicto político surgido tras el golpe contra la presidenta electa Dilma Rousseff y el posterior impedimento para que el expresidente Lula concurriera a las elecciones.

A pesar de la centralidad de este conflicto y el de la enorme corrupción que ha afectado a políticos de todos los sectores en los últimos años, el deterioro de la economía es el otro gran tema que tendrá que abordar el próximo Ejecutivo que salga de las urnas.

La situación de la economía brasileña recuperó levemente la senda del crecimiento en el año 2017, a costa de las condiciones de vida de las grandes mayorías que han visto cómo, en los últimos años, ha empeorado su situación socioeconómica.

Según los datos de la Fundación Getúlio Vargas, a finales de 2017 un total de 23,3 millones de personas vivían bajo la línea de la pobreza, lo que supone 6,27 millones más que a finales del año 2014 (un incremento del 33%).

En total, 14,83 millones de brasileños vivían en el año 2017 con menos de 137 reales (unos 38,2 dólares) per cápita, según los datos tenidos por LCA Consultores y publicados por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (Ibge).

Capacidad de gestión

La propuesta económica del Partido dos Trabalhadores (PT) retoma las bases de los gobiernos de Lula, poniendo el foco en aquellas trabas no resueltas de la economía de Brasil y apostando por un nuevo impulso desarrollista que rompa con la escalada de deterioro de las condiciones de vida experimentado por el pueblo durante los últimos años.

El Nuevo Proyecto de Desarrollo está enfocado en una dimensión territorial con el propósito de mejorar la calidad de vida y la generación de oportunidades para todxs. Comprometido con el desarrollo sustentable, social y ambiental.

El encargado de liderar este proyecto una vez se confirmó la imposibilidad de concurrir a las elecciones de Lula es Fernando Haddad, acompañado por Manuela D’Ávila, candidata a la vicepresidencia.

Haddad es un hombre de confianza del expresidente Lula, que se incorporó a su gabinete ministerial en el año 2005 al frente de la cartera de Educación. Según el Banco Mundial, al concluir su mandato,

Brasil era el país con mayores avances, en ese periodo, en el aumento de la escolaridad; los avances en la democratización de la enseñanza universitaria también fueron muy destacados.

Tras ser uno de los ministros mejor valorados, dio el salto a la política local en la que fue elegido como alcalde de Sao Paulo, registrando un apoyo del 55,94% en las elecciones de 2012. Los ejes de acción de su Gobierno se centraron en la mejora de la movilidad urbana y la disminución de los congestionamientos del tráfico, ampliando las ciclovías y creando nuevas líneas de ómnibus.

Las propuestas económicas del Partido dos Trabalhadores (PT)

El modelo que encabeza Haddad al frente del PT apunta a reactivar el gigante potencial de consumo de Brasil a partir de la expansión del gasto en obras que generarán empleo y riqueza. Esta política será acompañada por tasas bajas que permitan ordenar las cuentas de las empresas y hogares para un nuevo ciclo de consumo, producción e inversión.

El Banco Central no sólo controlará la inflación sino que adoptará como uno de sus objetivos la generación de empleo, abandonando la idea de que debe ser una institución independiente. El tipo de cambio será intervenido para mantener un tipo de cambio competitivo pero que permita el desarrollo industrial.

La restricción externa, como problema estructural, será uno de las principales temas con los que lidiar, y para ello existen algunos proyectos en marcha en el marco de la integración con los BRICS, como el fondo de reservas (ACR) y el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD).

Como política externa también retomará la agenda de los gobiernos de Lula y Dilma por la multipolaridad y las instancias de integración regional de Mercosur, UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas), CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) y el plan del Banco del Sur, así como la revitalización de su participación en los BRICS.

La vuelta a las relaciones de Cooperación Sur-Sur que colocaron a Brasil como uno de los líderes mundiales de la diplomacia multipolar, se atisba como otro de los principales ejes de la acción exterior de su eventual Gobierno.

Su plan queda concretado en dos partes: un Plan de Emergencia y un Plan Estructural, cuyo objetivo común es el de revertir las condiciones que el Gobierno de Temer impuso a la economía, y que profundizaron la crisis, el estancamiento económico y el deterioro de las condiciones de vida de la mayor parte de la población brasileña.

Plan de emergencia

En este sentido los primeros pasos son, derogar las leyes que limitan la ampliación del gasto por 20 años, derogar la reforma laboral tercerizadora y precarizadora impuesta por Temer, detener las políticas de privatización y recuperar el pre-sal de los intereses de empresas internacionales para devolvérselo al pueblo.

Las primeras medidas serán: 1) regular las tasas bancarias sumamente abusivas; 2) activar el programa de empleo Mi empleo de nuevo y; 3) reanudar la transferencia de renta a los hogares como el programa Bolsa Familia. Será esencial, en este sentido, reanudar las obras en los municipios para retomar la actividad.

Plan estructural

Este plan tiene dos desarrollos paralelos también, uno referido a las características del modelo de desarrollo, su financiación y reforma de estructuras estatales y, el otro, un destacado impulso a la inversión en innovación y ciencia para concretar el proyecto de desarrollo.

Uno de los ejes principales en que se delimita el programa comprende una política nacional de desarrollo regional y territorial que permita la inclusión productiva y elimine las desigualdades.

En términos laborales se destacan la elaboración de un nuevo estatuto de Trabajo que se adapte a las nuevas exigencias a nivel internacional con programas de formación a lo largo de toda la vida laboral.

Creación de un programa de Salario Mínimo Fuerte que garantice la movilidad por inflación pero también tenga un crecimiento real que permita que el motor del consumo siga funcionando. Una innovación interesante es la mención de la necesidad de debatir la reducción de la jornada laboral.

Asimismo, la promoción de la economía social es considerada fundamental para el acceso de todxs al empleo y al ingreso dignos.

Uno de los planes centrales para impulsar la inversión es la democratización del acceso al crédito y la competencia bancaria para eliminar el alto spread de tasas.

En este sentido, el equipo de Haddad propone una Reforma Bancaria que consiste en introducir cuotas de cartera para créditos productivos por bancos y una disminución de impuestos para aquellos bancos que reduzcan las tasas, que a su vez estarán compitiendo con las tasas de los bancos públicos e instituciones de créditos regionales.

Los servicios públicos de calidad serán fundamentales para garantizar el bienestar social. En este sentido, se hace énfasis en la necesidad de una reforma tributaria progresiva, simple, eficaz en la recaudación y transición ecológica que permita llevar adelante esta propuesta.

Una de las medidas propuestas en este sentido es el Impuesto de Renta Justo que prevé que no se pague el impuesto hasta 5 salarios mínimos y aumentará las alícuotas a los más ricos. También una tributación directa sobre lucros y dividendos, y la implementación de una política de IVA que sustituya la estructura de impuestos indirectos actual.

A nivel productivo se plantea una reindustrialización de Brasil. La industria es considerada un sector clave para el desarrollo, ya que ofrece empleos de calidad, aumento de la productividad del trabajo, y necesaria innovación tecnológica.

Para ello el Estado estará presente mediante la inversión pública en sectores estratégicos como la industria del petróleo, gas, petroquímica, sectores de bienes de capital y defensa. La Inversión extranjera directa será estimulada y dirigida por el Estado. La igualdad salarial por género, color y las oportunidades para los discapacitados son, a su vez, propuestas trasversales a todo el proyecto.

Estos son los grandes ejes del programa económico del PT que buscará retomar la línea mantenida en los dos gobiernos de Lula y el primer mandato de Dilma, para romper con el deterioro de las condiciones de vida sufridas por el pueblo brasileño en los últimos años.

 


Con información de celag.org







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