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Un equipo de astrónomos de la Universidad de Wurzburg (Alemania) puso en funcionamiento el pasado abril un telescopio de construcción propia operado por un programa de inteligencia artificial, con el objetivo de estudiar los resplandores que ocurren en la Luna.


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Un equipo de astrónomos de la Universidad de Wurzburg (Alemania) puso en funcionamiento el pasado abril un telescopio de construcción propia operado por un programa de inteligencia artificial, con el objetivo de estudiar los resplandores y oscurecimientos que ocurren con frecuencia en la superficie de la Luna y que hasta ahora no han podido ser explicados por la ciencia, informa el sitio web de la universidad.

Estos cambios de luminosidad observados en el satélite natural de nuestro planeta reciben el nombre de fenómenos lunares transitorios y se conocen desde los años 1950. Por lo general, consisten de pequeñas regiones que emiten luz de tono rojizo o rosado y a veces de apariencia destellante o fluida, detalla el portal Space.com citando trabajos anteriores sobre el tema.

Esta coloración puede extenderse hasta unos 16 kilómetros, mientras que los puntos más luminosos suelen tener entre dos y tres kilómetros de diámetro. La duración promedia de los resplandores u oscurecimientos es de aproximadamente 20 minutos, aunque en ocasiones se prolongan por varias horas.

El profesor de tecnología espacial de la Universidad de Wurzburg Hakan Kayal, quien lidera el nuevo proyecto, ofrece distintas hipótesis al respecto. Una de ellas apunta hacia la actividad sísmica observada en la Luna.

«Cuando la superficie se mueve, los gases que reflejan la luz solar pueden escapar desde el interior de la Luna» de modo que «esto explicaría los fenómenos luminosos, algunos de los cuales duran horas», señaló Kayal.

Sin embargo, aún falta explicar la naturaleza de los resplandores más breves. Entre sus posibles causas se consideran los impactos de meteoros, o bien las partículas eléctricamente cargadas de viento solar que reaccionan al entrar en contacto con el polvo lunar.

El equipo de Kayal planea estudiar este fenómeno de manera sistemática con ayuda de su nuevo telescopio de dos cámaras, construido a unos 100 kilómetros al norte de la ciudad española de Sevilla y provisto de un avanzado ‘software’ que ayudará a discernir entre auténticos destellos lunares y eventos irrelevantes, como el paso de aves o aviones frente al foco del aparato.

 


Con información de RT







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