Rafael Correa no es solamente el líder emblemático de un cambio de historia, el político ecuatoriano más influyente de las últimas décadas, el enemigo invicto de la partidocracia y la esperanza misma del pueblo en resistencia.


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Rafael Correa no es solamente el líder emblemático de un cambio de historia, el político ecuatoriano más influyente de las últimas décadas, el enemigo invicto de la partidocracia y la esperanza misma del pueblo en resistencia.

Es parte de los líderes latinoamericanos víctimas de la judicialización de la política bajo el guion del Lawfare, es el talón de Aquiles de las más perversas intenciones ¡de un gobernante sin entrañas!

De ahí debemos partir para entender que es irrelevante cuánta razón tenga la razón, en el Ecuador de hoy, ¡la ilegalidad campea!

Han intentado culpar a Correa de cuanto delito se les ha ocurrido, logrando vincularlo ilegalmente en un juicio penal sin pies ni cabeza. Una acusación particular que luego fue convenientemente direccionada a Correa por el supuesto secuestro que no fue secuestro de Fernando Balda, entonces prófugo de la justicia.

Sin una sola prueba que vincule a Correa al caso, con cheques que no fueron emitidos por la Presidencia de la República sino por la policía, con los testimonios de quienes tampoco tienen pruebas de lo que dicen, con un “testigo”, Chicaiza, que fue sacado de la cárcel y llevado sospechosamente a la Fiscalía, sin notificar a las partes, y con la “prueba” de una supuesta llamada de Correa que Chicaiza no puede probar porque el chip ¡terminó en la basura!

Para hacer posible el entramado más burdo de la historia, tuvieron una Asamblea que se lavó las manos por no contar con los votos que habría querido, una Jueza que vincula a Correa en lugar de actuar apegada a derecho e insistir a la Asamblea que resuelva como la Constitución indica, con un fiscal acusador puesto a dedo por un también puesto a dedo Consejo de Participación Ciudadana, imponiéndole a Correa, como medida cautelar, presentarse cada 15 días pero no en su país de residencia (Bélgica) sino en Ecuador, lo que humanamente es imposible pero infamemente necesario porque al no poder cumplir con la medida cautelar, automáticamente le dictarán orden de prisión.

Más allá de la ilegalidad que, de darse, internacionalmente rayaría en el ridículo, podemos suponer que una vez preso y sin seguridad, con ayuda de los vientos del norte, lo más vil podría ser posible.

Esto considerando también que posiblemente la traición de Moreno es más vieja que la que se coció en Ginebra. Solo necesitamos remontarnos al 30S, el fallido golpe de estado, donde un grupo de policías “mal informados” secuestró e intentó asesinar a Correa. Entonces Moreno era Vicepresidente. Si el plan se consumaba, ¿quién asumía la presidencia?

Al respecto, el 6 de octubre de 2010, Moreno indicó en una entrevista a Diario El Clarín de Argentina, que en la revuelta del 30S le llamaron a preguntar si iba a asumir el cargo de Presidente y admitió que recibió propuestas para derrocar a Rafael Correa, mientras éste permaneció once horas recluido en el Hospital de la Policía, pero no directas de los sectores que estaban sublevados, sino más bien las de la típica persona que no está de acuerdo con el Presidente de la República. La cuestión es que esas personas, las que no estaban de acuerdo con Correa, son los nuevos aliados de Moreno.

Correa sigue siendo un peligro inminente para los bendecidos por la traición, neutralizarlo o asesinarlo hoy les resulta más fácil, solo necesitan una cosa ¡meterlo preso!

¿Pero qué hay detrás de la persecución a Rafael Correa? 

Para ejecutar la destrucción económica del país, el gobierno y sus aliados -entre políticos nefastos y los medios de comunicación- usaron la supuesta lucha contra la corrupción como distractor político.

Con el pueblo engañado, se hicieron de lo primero que necesitaban, la Vicepresidencia. Es así que convirtieron al Vicepresidente Jorge Glas en un preso político, en tanto Moreno repartía la patria bajo el discurso del “dialogo”, lo que no era otra cosa que el pacto y el entreguismo en todo su esplendor.

No obstante, la estocada final es la destrucción económica del país. Es aquí donde van por la cabeza de Correa buscando matar dos pájaros de un tiro: destruir al enemigo de los políticos que hoy gobiernan junto a Moreno y neutralizarlo con un juicio penal ilegal mientras -en dicha persecución- distraen una vez más al pueblo, lo engañan y ejecutan las políticas económicas suicidas.

Moreno -como estrategia- se negó a reconocer que Correa dejó un país económicamente estable y en crecimiento, que no hubo sobreendeudamiento y que la mesa ¡quedó servida! En ese contexto, resulta inaudito que luego de un año de gobierno de Moreno, aún pretendan culpar a Correa de la debacle a la que nos conduce el entreguismo de un gobierno falaz, pero es la estrategia distractora necesaria para implementar medidas criminales como condonar deudas fiscales millonarias a los empresarios y la banca privada a la que ya le había entregado el manejo absoluto del dinero electrónico.

Sin embargo, el cuchillo se afiló con la eliminación de las Salvaguardas comerciales, implementadas en el gobierno de Correa para garantizar el Stock de dólares en la economía ecuatoriana, luego de la abrupta caída del precio del petróleo y exportaciones acaecida en el 2015 y 2016.

Al eliminar las Salvaguardas, tal como mandaron y ordenaron las Cámaras empresariales, se consumó una puñalada trapera a la economía del país, permitiendo la libre y masiva importación de bienes y servicios en el último trimestre del 2017.
El resultado: la dramática caída de la reserva internacional del país que Correa dejó, de 5.000 millones de dólares a menos de 2.500 millones a diciembre de 2017.

Para solventar el vacío económico provocado en el gobierno de Moreno, Ecuador precisó un endeudamiento de 3.000 millones de dólares en enero de 2018. En resumidas cuentas, un precio del petróleo al alza, durante todo el mandato de Lenín Moreno, es lo que realmente sostiene la economía nacional.

El mismo fue presupuestado en 41,92 dólares por barril para el presente año y al 25 de junio su precio es de 68,27 dólares por barril. Algo así como salvados por la campana, pero no por mucho tiempo.

La consecuencia del mal manejo económico, -donde no hay error de buena fe sino calculada mala intención- es que Moreno haya endeudado al país con cerca de 10.000 millones de dólares en un año, que el Banco Mundial pronostique para el país un crecimiento paupérrimo y desastroso del 2.2 % para el año 2018 y que debamos recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI) para continuar con el agresivo endeudamiento, lo que no es otra cosa que ponernos la soga al cuello.

De continuar así, y en caso de un shock petrolero, estaría en riesgo inminente la dolarización y sin una Constitución que nos proteja, -porque la han violado a diestra y siniestra- caminamos a otra debacle como la que ya vivimos en 1999. Señores, estamos en la antesala de repetir la crisis económica ¡que “justificó” el Feriado Bancario!

¿Qué pasará cuando esto ocurra? 

El país volverá a la desgracia, el pueblo repetirá el éxodo masivo más triste de la historia y, para entonces, Moreno podría estar ¡contando cachos en Harvard!

Razones de sobra para usar todo tipo de artificios e ilegalidades con el propósito infame de encerrar a quien sigue en la batalla, quien propone liderar una Asamblea Constituyente para librarnos del error cometido y rescatar ¡lo que nos dejaron de patria!

Razones de sobra para que quieran a Rafael Correa ¡preso o muerto!

La historia solo cambia cuando dejamos de preguntarnos dónde están los enemigos y empezamos a mostrarles ¡dónde está el pueblo!

Marisol Bowen

#LoQueEsConCorreaEsConmigo

 


Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión del portal digital CiudadColorada.com


 


CiudadColorada.com | Marisol Bowen