No hubo acuerdo entre los sindicatos y el gobierno de Costa Rica, por lo que ayer se anunció el comienzo de la cuarta semana de huelga indefinida en el país centroamericano.


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No hubo acuerdo entre los sindicatos y el gobierno costarricenses, por lo que ayer se anunció el comienzo de la cuarta semana de huelga indefinida en el país centroamericano.

La reforma tributaria y fiscal que intenta imponer el gobierno ha sido rechazada de plano por los sindicatos estatales y luego se fueron sumando otros, al comprobar que la ley propuesta afectaba al poder adquisitivo de la población.

Del diálogo con el ministro de Trabajo Steven Núñez y otros funcionarios del gobierno, surgió un documento que fue presentado a las bases sindicales, pero que fue “rechazado totalmente y por lo tanto la huelga continúa con más fuerza”, informó ayer Gilbert Díaz, presidente del Sindicato de Trabajadores de la Educación Costarricense (SEC).

“Estamos haciendo un llamado a toda la ciudadanía para que se sumen a partir de mañana (lunes) a este gran movimiento.

Nosotros tenemos seis vertientes (agrupaciones sindicales) y todos ellos rechazaron el acuerdo alcanzado y es evidente el total rechazo al documento de consulta de los encuentros preliminares”, destacó en conferencia de prensa el secretario de la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados, Albino Vargas.

El gobierno insiste en que el 30 % de los nuevos ingresos que generará la ley provendrá del sector de mayores ingresos de la población costarricense, pero los sindicatos aseguran que se afectará en mayor medida a las clases medias y bajas.

La reforma tributaria “perdona deudas tributarias a gigantescas empresas, y esos eventuales perdones, suman más plata de la que le quieren sacar al pueblo con este paquetazo de impuestos”, aseguraba Vargas en la conferencia de prensa.

Los trabajadores no están dispuestos a levantar el paro, mientras el gobierno no detenga el trámite legislativo de la reforma fiscal en el Congreso. La represión que sufrieron los estudiantes en las primeras jornadas de lucha obrera, se han detenido y el gobierno confía en que podrán doblegar a los sindicatos.

El diálogo debe avanzar en la confección de una reforma que pueda ser considerada “justa y solidaria” por los sindicatos para que se levante la medida de fuerza. El escenario se ve complejo.

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Con información de pichinchauniversal.com.ec







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