De acuerdo con la pareja, la hija adoptiva decía que deseaba acuchillarlos, envolverlos en una sábana y enterrarlos en el jardín.


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De acuerdo con la pareja, la hija adoptiva decía que deseaba acuchillarlos, envolverlos en una sábana y enterrarlos en el jardín.


Un hombre y una mujer del estado Indiana (EE.UU.) que anteriormente estuvieron casados fueron arrestados la semana pasada por haber abandonado en 2013 a su hija adoptiva de nueve años de edad con una rara forma de enanismo, para luego huir a Canadá con sus otros tres hijos biológicos.

Michael y Kristine Barnett, los exesposos, insisten en su inocencia y aseguran, en entrevista a DailyMailTV, que la supuesta menor era en realidad una mujer adulta impostora que planeaba matar a toda la familia.

La historia comenzó en mayo 2010, cuando Michael y Kristine adoptaron mediante un procedimiento de urgencia a Natalia, una niña de origen ucraniano cuyo certificado de nacimiento indicaba el 4 de septiembre de 2003.

La pequeña llevaba dos años en EE.UU. y necesitaba con urgencia un nuevo hogar luego de que otra pareja la devolviera repentinamente al centro de adopción por motivos no revelados a los Barnett.

Casi de inmediato, Kristine comenzó sospechar que su hija adoptiva era en realidad mucho mayor, especialmente tras bañarla por primera vez y notar indicios de desarrollo impropios de una niña de seis años.

«Le estaba dando un baño y noté que tenía vello púbico completamente crecido», recordó Kristine. Y añadió: «Natalia era una mujer, tenía la regla, tenía dientes de adulto. Nunca creció ni una sola pulgada, algo que hubiera ocurrido incluso con un niño con enanismo».

La menor aborrecía las muñecas y los juguetes, prefiriendo pasar tiempo en compañía de adolescentes, y usaba vocabulario y expresiones demasiado sofisticados para alguien de tan corta edad, aseguró la mujer.

Además, al pedirle a un amigo oriundo de Ucrania que le hablara a Natalia en su idioma nativo, la menor quien no tenía ni rastro de acento extranjero no pudo comprender ni una palabra.

La pareja llevó a su hija adoptiva al médico de la familia, quien solicitó una prueba de densidad ósea para determinar su edad. Los resultados indicaron que Natalia debía tener 14 años o incluso más, aseguró Kristine.

Pronto la relación con Natalia comenzó a deteriorarse luego de que esta comenzara a comportarse de manera destructiva y extraña.

Así, la menor habría atacado a otros niños cuando no había adultos cerca, además de manchar los espejos con sangre, decir que escuchaba voces y amenazar con acuchillar a la familia.

En otras ocasiones la menor vertió blanqueador en el café de Kristine, intentó empujar a la mujer contra un cerco eléctrico y se quedaba parada cerca de las camas de otros miembros de la familia observándolos mientras dormían.

 








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